Tu que puedes ser mil, tu que puedes ser un millón, tráeme a (nombre) del más difícil rincón. Te pido que tu caballo lo atropelle, que tu lanza lo lance, que tus ojos lo vean, que tú alma lo alcancé para que el no duerma. Te pido no dejes que su espíritu ame a nadie más que a mí. Te pido que su cuerpo se sienta atado y adormecido hasta que a mi lado el éste. Santísima Muerte, yo te llamo, Santísima Muerte, no me desoigas. En estos instantes doy tres patadas en el suelo y digo:
Santísima Muerte, tráeme a (nombre)
Santísima Muerte, tráeme a (nombre)
Santísima Muerte, tráeme a (nombre)
Espíritu y alma de (nombre), en nombre de la Santísima Muerte a la cual enciendo estas tres velas: una roja por tu corazón, una blanca por tu espíritu, y una negra por si acaso tuvieras brujerías o maldades puestas para que sean quitadas y puedas venir a mi. Yo te llamo (nombre) para que conmigo estés en siete días que es lo que éstas luces duraran.
NOTA: las velas de la Santísima Muerte se deben usar en forma triangular, apagar las velas después de la oración diariamente. El séptimo día se dejan que se consumir completamente.
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